En uno de los viajes que intentamos hacer anualmente hice esta foto en la Isla de la Toja. Después de un viaje de casi 7 horas, con muchas ganas de llegar, con calor y cansancio cruzamos andando el puentecito que separa La Toja del resto de la península. Nos sentamos en la arena, rodeados de paz, tranquilidad, el sonido de agua y el sol que ya estaba acariciando en vez de quemarte con su rabia todo el día. Lo primero que te pasa por la cabeza: "Uummm por fin" y en este momento te llenas de felicidad de saber que es tu primer día del resto de la semana que ahora sí que va a ser genial.
Y lo segundo que piensas: "Buenos, donde vamos a cenar?.."
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